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El fin de los días grises

Brutus el magnífico

Ha venido por fin mi hermano a Málaga. Y lo hace en el mejor momento posible, justo cuando me he quedado solita.

He tenido el peor viaje de mi vida hoy. Desde Denia, un viaje que no debería llegar a cinco horas, y sin embargo ha superado las seis, ya que he tenido que parar como seis veces. Me encontraba fatal, estaba mareada, con nauseas, y finalmente he vomitado. ¿Sabéis lo difícil que es conducir mareada? No quiero recordarlo.

El caso es que he llegado a Málaga sin fuerza para respirar, y mucho menos para trabajar. Así que tarde libre y a esperar a mi hermano.

Me ha llenado su llegada, ha sido un soplo tremendo de aire fresco, y un inmenso trabajo el tener que subir mi viejo dormitorio de Madrid a mi nueva casa. Pero una vez finalizado nos hemos dado un enorme homenaje, y nunca la palabra "enorme" tuvo mejor significado.

Hemos ido a un lugar llamado Brutus, una franquicia donde la comida tiene medidas desproporcionadas. No os miento: medio kilo de patatas fritas y hamburguesas del tamaño de una pizza. Alucinante.

Eso sí, tardaré un tiempo en comer de nuevo hamburguesas, o al menos eso me parece ahora mismo.

D. está ya en Egipto, disfrutando como se merece. Le extraño tanto... pero me sirve saber que está bien. Es más que suficiente.

1 comentario

Helena -

Eso no se me olvida, sí algún día paso por allí yo quiero ir a ese Brutus...jaja.

Me alegro de que tu hermano te visite, por cierto entre tú y yo, un besito para él también... (se lo merece), pero así acompañada tan bien ...¿cómo vamos a probar que puedes estar sola?...jaja. Ni falta que hace.

Un beso.