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El fin de los días grises

La boda de una de mis mejores amigas

Se casaron finalmente S. y D.

Una boda con una ceremonia realmente emotiva, con un banquete loco e inolvidable y con una fiesta posterior inundada de canciones y recuerdos.

El alcohol regó la boda, la felicidad hizo el resto.

Fue un gran día, el 14 de noviembre de 2009.

Y fue el colofón perfecto a una semana de vacaciones que necesitaba de verdad.

Volví a mi ciudad, y me dí cuenta de que necesito el regreso cuanto antes.

Volví, y lo hice con una oferta en firme de un trabajo que nunca había pensado y que sin embargo me ilusiona muchísimo.

Regresé sabiendo que en unos meses ya no será viaje de ida y vuelta (al menos de momento). Y eso me da paz, alegría, me llena de ilusión.

Me encanta Málaga, y con los dedos de una mano cuento los buenos amigos que he hecho, que sé que me llevaré allá donde vaya. Y que son los que hacen que se empañe esta nueva aventura que pronto comenzaremos. Pero mi primera etapa aquí está cerca de finalizar.

Tengo un trabajo que cada día me quema más, que me agobia y que me hace contar los minutos que quedan para el viernes. Cuando el jueves asoma empiezo a sentirme mejor, y esa no es buena señal.

Yo tengo claro que si no estoy a gusto en un sitio es momento de hacer el petate, y emprender un nuevo viaje. Y en las últimas semanas mi paciencia se ha agotado.

Compañeras que ni siquiera me dicen hola, que esconden la mirada para evitar mirarme a los ojos, que me rehuyen. Y vaya. yo sé que no soy la mejor persona del mundo, pero también creo que no merezco el desprecio de nadie. Y conste que me importan poco o nada, porque con esa actitud ya demuestran su catadura moral.

En fin, que esto me ha servido para reafirmarme: se acaba este viaje. Quedan unos meses para hacer las maletas, pero mi cabeza ya está en otro lugar. Y lo está, como siempre, porque D. me acompaña, me apoya y me da fuerzas para tomar decisiones. Sin su ayuda no podría dar pasos de esta manera, pero con el "chico fabuloso" al lado, todo parece más sencillo.

Estuvimos en Madrid, y aparte de la boda, tuvimos quedadas con la familia, con los amigos, con la futura madrina del futuro hijo que algún día puede que llegue. Tuvimos nuestro paseo por el centro, nuestras grandes comilonas, nuestras tardes de no hacer nada, y hasta nuestra noche de pintas de Guiness en el Irish Rover.

Sueño, mucho sueño. Cansancio, todo el del mundo. E incluso enfermedades. Pero ha sido una gran semana.

Y es sólo el principio. Vuelvo de Madrid con trabajo (o eso espero), con mucha ilusión, y fuerzas renovadas.

Y aunque en la boda no hubiera un baile como el del principio sí hubo un final glorioso, con el "I will survive" bailado y cantado en grupo, y con los novios disfrutando como enanos del principio de su nueva vida.

Así que parece que muchas cosas empiezan, y con ello otras muchas acaban. Simplemente espero que la buena gente siga ahí, dándonos esos abrazos que nos pintan la sonrisa de forma permanente. Gracias

1 comentario

becquer99 -

Creo que pocas veces después de leer algo se ha manifestado tan nítida en mí esa mezcla de dos sensaciones completamente diferentes y contradictorias: la alegría de que te vayas, porque yo también estoy convencido de que es lo mejor para ti, para vosotros dos; y la tristeza porque se va una persona (se van dos personas) cuya aportación a mi vida sé que nadie podrá compensar, aunque ya no nos estuviésemos viendo todos los días.

Me alegro mucho de que tengas trabajo cuando llegues allí, será un magnífico apoyo, y quién te lo iba a decir hace unos meses, eh.

Un fuerte abrazo y disfrutemos en la forma que se pueda del tiempo que queda antes del "hasta luego".