Blogia
El fin de los días grises

Mis monografías. Prólogo.

Comienzo hoy aquí algo que llevaba tiempo queriendo hacer.

Cuando la inconstancia me oprime, cuando los temas sobre los que escribir me parecen repetitivos, me refugio en lo que más me gusta en este mundo: las personas.

Pero el espectro es muy grande. No me gustan todas las personas, o tal vez sí, si las conociera, pero prefiero centrarme en aquellas que conozco, en aquellas que creo conocer bien.

Siempre me gustó observar a quienes me daban un poco de su tiempo, y a base de esa observación una ha acabado comprendiendo qué es lo que me gusta y lo que no me gusta de quienes quiero.

Sí, porque el secreto de querer a alguien creo que también estriba, o fundamentalmente estriba, en ser consciente de cuales son sus errores, sus defectos, admitirlos y tolerarlos.

Quiero empezar por tanto esta serie de monografías sobre las personas más importantes de mi vida. No tendrán un orden concreto, ni un tiempo determinado, simplemente me permito la licencia de avisar de que algún día sacaré de mí esa cajita que guardo con cada persona que quiero, con cada persona que me hace seguir viviendo… y no son tantas.

La primera será mi madre, y esa historia merece hacerla bien. Ella merece tratarla bien.

2 comentarios

Helena -

Tienes razón en que el orden no importa, las personas que están en tu vida deberían estar contentos simplemente con eso, yo te agradezco que empieces con tu madre...

Besos.Adiós.

Jon -

No sé por qué me da que nos vamos a identificar casi todos con lo que escribas de tu madre. Si es que las madres son un estereotipo...