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El fin de los días grises

Que la vida me guíe

Me pongo el portátil sobre las piernas, de fondo un partido de la Liga Española televisado por un canal costarricense en directo. Abro el Word y me propongo escribir para mi blog.
Pero me cuesta demasiado. Los días se salpican de pequeñas anécdotas que adornan mi vida, pero que no son suficientemente literarias como para incluirlas en un blog. Porque quizás busco contar historias más originales, más divertidas, menos cotidianas.
A fin de cuentas lo cotidiano es lo que tiene, que no es suficientemente interesante para los “ajenos”.
Mi trabajo. Un nido de series variopintos, como corresponde a cualquier trabajo. Me encuentro con gente interesante, gente que ofrece una conversación que no gira exclusivamente en torno a sus movidas con el novio o las mechas que se han puesto. Aunque claro, esa gente interesante es la menos.
Extraño a mis amigos. Añoro esas tardes de vinos en el Bacchus con esas amigas que ya han desaparecido definitivamente de mi vida. Echo de menos las cenas, ya fueran en el Vips o en el Foster’s Hollywood que más veces estaba cerrado del mundo, con amigas auténticas, que siguen al lado, con una niña preciosa rodeándonos y muchos ánimos, porque no siempre las cosas vienen como querríamos.
Me encantaría volver más aún al pasado, sólo por un día, para poder sentir de nuevo la tonta emoción quinceañera de prepararme para salir a tomar unas copas (siempre sin alcohol para mí). Empaparme de música, llenarme de charlas en el metro, y paseos acompañada de pensamientos sobre lo que creíamos que sería nuestro futuro.
Y es curioso, pero me encanta la vida que llevo ahora. Me gusta compartir, compartirme, con esa persona que me hace sonreir a diario, que me cuida, que me mima, que me quiere, y no se cansa de decírmelo, y demostrármelo.
Tengo ganas de que llegue el fin de semana , y volver a Madrid, para estar con mis amigas, con mis amigos, con S., sorprendiéndome por lo increíblemente bonita que es la niña de nuestros ojos, para ver un nuevo Atleti-Madrid y reírnos sin parar, como siempre hago con este grupo que tengo la suerte de conocer desde hace décadas.
Y volveré a mi casa, volveré a mis orígenes, y me dejaré llevar por las emociones de sentir el calor familiar. Los olores, el tacto, el pasado. Y quizás las ganas de escribir.
Tal vez sea hora de empezar a plantear un cierre de los días grises. Y comenzar un nuevo proyecto. O tal vez no, puede ser… puede ser que la vida me guíe…

3 comentarios

Helena -

Tu vida la guías tú, y parece que lo haces bien.

Un beso.

Raquel -

Esas pequeñas anécdotas son las que dan color a la vida, no tienen por qué ser grandes ni extraordinarias, lo más importante es que sean tuyas, tuyas y de D.

Espero poder verte este finde, porque ¡¡¡¡AUPA ATLETI!!!!!, jajajajajaj

Un besazo enorme

M -

puedes pintar tus días de los colores que quieras, puedes cambiarlos siempre que quieras, en madrid hay una gama amplísima, pero en málaga tienen otras texturas, las de la playa y las del amor.. importantes, sobre todo para alguien que nació en la costa...
una pena no coincidir contigo estos días en madrid y no disfrutar de tus colores...
las malditas casualidades...
mil besitos
TQM