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El fin de los días grises

Anarquía

Anarquía

Mi portátil ha muerto. Ha caído en acto de servicio, y puede que no haya forma de resucitarlo.

A veces pienso en lo increiblemente fascinante y feliz que sería el mundo si, quizás con un beso, pudiéramos resucitar a las cosas... y a las personas. Utoía, sueño, fantasía.

Lo que decía. Mi portátil ha muerto, y con él las pocas, pocas opciones de escribir.
El mundo cibernético ha desaparecido de mi vida a pasos agigantados. Y lo echo de menos, pero mi dinero es inferior a las ganas. Vosotros me comprendéis.

No sé cuando, dónde ni cómo podré hacerme con un nuevo ordenador, así que volvió la época de los libros, los dvd's, la soledad conmigo misma, conociéndome y queriéndome.

Empieza la Semana Santa, las procesiones, la fe, todo aquello que nunca formó parte de mi vida, quizás por vivir en una gran ciudad, o tal vez porque simplemente en mi familia no hay tal devoción por nada, nada, nada, más que por el núcleo fuerte de la familia.

Me sorprende todo lo que mueve en una ciudad como Málaga. Calles cortadas, planes cambiados, rutas alternativas, todo en torno a un trono, a una imagen, a una promesa en fin. Lo cierto es que lo respeto, pero casi sin empezar ya estoy harta de no poder llegar por el camino habitual a mi casita, o no tener sitio para aparcar, o aplazar tal o cual plan por no "deber" coger el coche.

Así que me voy. El viernes santo me marcho a Denia, que ahí aunque haya procesiones a mí no me impedirán hacer lo que quiera. Y me muero de ganas por eso: por hacer lo que quiera. ¡Anarquía!

2 comentarios

Toni -

Espero que lo hayas pasado anárquicamente bien en Denia.
Aunque el tiempo no ha acompañado demasiado. (vivo muy cerca;-)
Creo que es la primera vez que escribo aunque hace ya tiempo que te leo y estás entre mis favoritos

Lastima lo del portátil ¿Quizá uno de segunda mano?

Helena -

Suena bien, aunque te echaré en falta hasta que te computarices de nuevo...

Un beso.