Blogia
El fin de los días grises

Hace calor...

Hace calor...

Llega el calor, y olvido que he pasado frío, que las mantas fueron mis amigas íntimas y que la estufa adornaba mi salón, como un cuadro más.

Ha llegado el calor, y olvido la ropa que me tapaba, y me desnudo ante la vida, sin mostrar ni un ápice de mi cuerpo, porque el pudor es mayor que la sensación se sofoco.

Con el calor se va el frío, paradoja y perogrullada, a partes iguales. Y llegan más caras felices, porque pensamos en los largos paseos a la orilla de la playa, las maravillosas noches de verano, el ardor de las pasiones y el frío del hielo en los labios.

Hace calor, y yo voy al reencuentro de los míos, un fin de semana más. Para un bautizo, aunque cualquier excusa sería perfectamente válida.

Viajar en mi coche con D., hablar, cantar, discutir, en nuestro trayecto. Ver a mi madre, ver a mis amigos. Pasar la tarde-noche con ellos, entre carcajadas y recuerdos.

Ha llegado ya el calor, mi cuerpo lo siente, y los planes se agolpan. Las palabras también, aunque este blog parezca indicar lo contrario. Tengo tanto qué decir. Tantos adioses, tantas bienvenidas, tantas certezas... y tanta incertidumbre.

Hace calor...

0 comentarios