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El fin de los días grises

Mi diario parte de tráfico (I)


- Un semáforo en verde. Obligación de ir a la izquierda. 2 carriles. Nuestro coche ocupando el izquierdo, una furgoneta blanca el derecho.
Decide que es buen momento para girar completamente el sentido y cruzarse delante de nosotros, obligándonos a un importante frenazo y a un temblor posterior al pensar en lo que podía haber pasado. Íbamos a 50, golpe cuasi frontal, peligro de muerte.

- Calle de 2 carriles. Yo voy por el izquierdo, un coche por la derecha, sin intermitente ni nada se cruza y decide meterse por la calle de la izquierda, obligándome a otro frenazo. Le meto una pitada, me hace un gesto y me manda a donde Cristo perdió el gorro (encima...).

- Medio minuto después, llegando ya a mi casa, calle de un solo sentido; un niñato sin casco (no vaya a ser que se despeine) decide venir en sentido contrario y por el centro de la calle. No me hace falta frenar, ya voy suficientemente despacio viendo que día tras día paso por varios episodios similares.

Siento que seguramente los padres de alguno de estos tres "brillantes" conductores tengan que despedirse de ellos antes de tiempo.

Pero es cuestión de educación, supongo. Siento rabia, cada día me juego la vida por culpa de que otros no consideren que la suya merezca la pena. Si es así, si piensan que no merece la pena, ¿por qué no se estrellan contra un muro y nos dejan vivir a gusto? No se lo deseo, pero no me entristecería. Me estaré haciendo una mala persona...

1 comentario

becquer99 -

Pasan muy pocas cosas para las barbaridades que se ven a diario.

Me alegro mucho de que se revitalice tu vena escritora, ¡¡ánimo!!