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El fin de los días grises

Con los ojos cerrados

Con los ojos cerrados Tengo un poco de coca-cola al lado del ordenador, los ojos casi cerrados y la cabeza descolocada.
No me tengo en pie, ni siquiera estando sentada (jaja, me ha hecho gracia esa frase).
El fin de semana ha sido eterno, en cuanto al tiempo, nunca parecía terminar, de hecho no sé si ha terminado ya porque vaya ritmo.
Han venido C. y D., hemos estado con I. y C., y ayer por fin cerramos estos días con un concierto en Leganés, en el Festival Leganés Ciudad Abierta: Lumbalú y Macaco. Mucho, muchísimo mejor, de lo que me esperaba.
Ya de por sí me llenaba el ver disfrutar a D. y C., a C. y D., emocionados cantando y bailando al ritmo de Macaco. Una puesta en escena brillantísima, un sonido más que respetable (vaya, que ya querrían muchos sonar como ellos), un público entregado y una forma de atraer al personal que no es habitual. Y para concluir una batucada espectacular, alucinantes.
Por lo demás, repito, se me cierran los ojos, necesito dormir como agua de mayo. Necesito que bajen ya las temperaturas, poder taparme por las noches, poder respirar aire fresco, poder salir de casa sin temor a desaparecer entre los rayos del sol.
Me encuentro pese a todo bastante bien. Ha comenzado mi última semana de trabajo. El domingo imagino que ya estaré en la playa, mientras tanto tengo mil cosas que hacer antes de irme. No será fácil, nada fácil, pero hay ciertas obligaciones con las que debo cumplir, como por ejemplo ¡contratar mi viaje con A.! Tengo 5 ó 6 días para hacer todo, debo coger fuerzas, para empezar una siesta no sería mala solución.
...Emitiendo para toda la galaxia...

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