Me quedo con vosotros
Ya estoy aquí de nuevo!
Con las pilas cargadas, dispuesta a daros disgustos y alegrías, a contar cosas de mí, a inventar, a filosofar, a soñar, a vivir.
Salí el viernes, como ya conté, con destino a Málaga, con R. y J. como compañeros circunstanciales de viaje. Recogí a D., cenamos una pizza en Málaga, cogimos el coche, Manu Chao como banda sonora perfecta, y carretera y manta (nunca mejor dicho). En Murcia llegó la hora de descansar, serían las 4 de la mañana, y ahí dormimos un ratito, en una gasolinera, Sodita y nuestra manta (mi madre algún día la echará en falta, va siendo hora de subirla a casa de nuevo). Sobre las 7 de la mañana desperté y de nuevo rumbo a Denia. Allí hemos estado hasta ayer, con paradita en Alicante el domingo. Qué gran día pasamos. Primero viendo baloncesto (lástima de esa derrota de Unicaja, pero me gustó ejercer de malagueña en tierras alicantinas), conociendo a personas a las que había leído en muchas ocasiones, luego en una entrevista que más parecía una reunión de amigos, y más tarde con el reencuentro con D. (3 horas sin él sabiendo que estamos en la misma ciudad se hace duro). Vuelta a Denia. La noche anterior habíamos vivido una tremenda lluvia, con apagón en todo el pueblo, obligados a encender velitas en casa y acurrucarnos bajo las mantas, escuchando la radio... el sueño nos venció, pero son momentos inolvidables.
Estuvimos en Las Rotas, en el puerto, en el pueblo, comprando cosas en los hippies, pasándolo bien, disfrutando mucho el uno del otro, y creyendo cada vez más en nosotros. Ayer regresamos a Madrid. A las dos de la tarde fuimos corriendo a la estación, para conseguir un billete de bus para D. y por suerte (perdóname, pero fue una enorme suerte) no había hasta las 11 de la noche. Bien, 9 horas más juntos. En 9 horas comimos, paseamos por Madrid, conocí a la "cuñi" de D., estuvimos con su hermano, jugamos al baloncesto, cenamos y lloramos, claro que lloramos. Porque se había acabado una vez más todo. La estación fue testigo una vez más de esas lágrimas que no caen, porque ninguno queremos hacer sufrir al otro, porque hay que mirar al futuro con optimismo e ilusión, y no aferrarnos al pasado ni a la distancia.
Sé que todo es caótico hoy, pero mi mente sigue aún viajando. De Málaga a Madrid, de Madrid a Málaga sólo hay kilómetros.
He vuelto y lo he hecho para quedarme.
Con las pilas cargadas, dispuesta a daros disgustos y alegrías, a contar cosas de mí, a inventar, a filosofar, a soñar, a vivir.
Salí el viernes, como ya conté, con destino a Málaga, con R. y J. como compañeros circunstanciales de viaje. Recogí a D., cenamos una pizza en Málaga, cogimos el coche, Manu Chao como banda sonora perfecta, y carretera y manta (nunca mejor dicho). En Murcia llegó la hora de descansar, serían las 4 de la mañana, y ahí dormimos un ratito, en una gasolinera, Sodita y nuestra manta (mi madre algún día la echará en falta, va siendo hora de subirla a casa de nuevo). Sobre las 7 de la mañana desperté y de nuevo rumbo a Denia. Allí hemos estado hasta ayer, con paradita en Alicante el domingo. Qué gran día pasamos. Primero viendo baloncesto (lástima de esa derrota de Unicaja, pero me gustó ejercer de malagueña en tierras alicantinas), conociendo a personas a las que había leído en muchas ocasiones, luego en una entrevista que más parecía una reunión de amigos, y más tarde con el reencuentro con D. (3 horas sin él sabiendo que estamos en la misma ciudad se hace duro). Vuelta a Denia. La noche anterior habíamos vivido una tremenda lluvia, con apagón en todo el pueblo, obligados a encender velitas en casa y acurrucarnos bajo las mantas, escuchando la radio... el sueño nos venció, pero son momentos inolvidables.
Estuvimos en Las Rotas, en el puerto, en el pueblo, comprando cosas en los hippies, pasándolo bien, disfrutando mucho el uno del otro, y creyendo cada vez más en nosotros. Ayer regresamos a Madrid. A las dos de la tarde fuimos corriendo a la estación, para conseguir un billete de bus para D. y por suerte (perdóname, pero fue una enorme suerte) no había hasta las 11 de la noche. Bien, 9 horas más juntos. En 9 horas comimos, paseamos por Madrid, conocí a la "cuñi" de D., estuvimos con su hermano, jugamos al baloncesto, cenamos y lloramos, claro que lloramos. Porque se había acabado una vez más todo. La estación fue testigo una vez más de esas lágrimas que no caen, porque ninguno queremos hacer sufrir al otro, porque hay que mirar al futuro con optimismo e ilusión, y no aferrarnos al pasado ni a la distancia.
Sé que todo es caótico hoy, pero mi mente sigue aún viajando. De Málaga a Madrid, de Madrid a Málaga sólo hay kilómetros.
He vuelto y lo he hecho para quedarme.
6 comentarios
Toperro -
nastrud -
Dale un abrazo a Dani de mi parte cuando le veas, que seguro que será muy pronto.
Un beso,
helena -
Besos.Adios.
EnelCamino -
Lo mismo te digo yo a ti. Si vuestros corazones están cerca, los kilómetros no importan. Lo importante es el amor y eso, creo que está con vosotros.
Besos.
Ciclop -
M -