Crees que me equivoco muchas veces...
Es para mí una experiencia increible escribir y mientras escuchar unos temas en los que compartieron escenario Andrés Calamaro y Bersuit. Escuchar "Mi caramelo" de boca de Andrés es algo que me llega muy adentro. Cada uno tiene sus manías, sus locuras, sus pasiones, y esta es una de las mías.
Los días pasan en mi vida, a veces haciendo muchas cosas, otras veces sin demasiada historia que contar. Lo cierto es que estoy viviendo una época de adaptación, y estoy contenta, porque lo llevo muy bien.
Luego hay horas que ocupas con tus amigos, y esas son las buenas, horas en las que vas sintiendo que se aproxima una despedida que no quiero creerme, pero que es inevitable.
Me he comprado un portátil. Sí, mi vida lejos de Madrid era la excusa perfecta para gastar parte de mis ahorros es ese capricho. La semana que viene espero tenerlo. Mientras tanto mi ordenador sigue roto, pero también es cuestión de días. Al final me encontraré con dos ordenadores perfectos, pero bueno, es la idea. El de siempre se quedará en Madrid, para recibirme con los brazos abiertos (virtuales, claro) cada vez que regrese a casa.
Anoche estuve con B., C. y A., o A, B y C, que queda más alfabético ( y curioso si le añadimos mi D., jaja). Una pizza, coca-cola (la necesitaba, tenía mono), la tele de fondo y muchas risas, también momentos más serios, y sobre todo muchas miradas hacia el futuro. Mi marcha a Málaga parece que ha descolocado un poco nuestras vidas, no sólo la mía. Yo sé lo que es que tus amigos se marchen a vivir a otra ciudad, he vivido muchos casos, los de mis mejores amigos, por eso les entiendo bien, sus miedos, sus dudas; en el fondo ese sentimiento agridulce que combina la pena personal y la alegría por la otra persona. Es la vida, agridulce, como la salsa de los restaurantes chinos :P
En fin, que mientras suena la maravillosa "El viento trae una copla", pienso que es hora de cerrar por aquí. Hoy sonrío de nuevo, el viento trae una copla, y marzo traerá una vida nueva...
Los días pasan en mi vida, a veces haciendo muchas cosas, otras veces sin demasiada historia que contar. Lo cierto es que estoy viviendo una época de adaptación, y estoy contenta, porque lo llevo muy bien.
Luego hay horas que ocupas con tus amigos, y esas son las buenas, horas en las que vas sintiendo que se aproxima una despedida que no quiero creerme, pero que es inevitable.
Me he comprado un portátil. Sí, mi vida lejos de Madrid era la excusa perfecta para gastar parte de mis ahorros es ese capricho. La semana que viene espero tenerlo. Mientras tanto mi ordenador sigue roto, pero también es cuestión de días. Al final me encontraré con dos ordenadores perfectos, pero bueno, es la idea. El de siempre se quedará en Madrid, para recibirme con los brazos abiertos (virtuales, claro) cada vez que regrese a casa.
Anoche estuve con B., C. y A., o A, B y C, que queda más alfabético ( y curioso si le añadimos mi D., jaja). Una pizza, coca-cola (la necesitaba, tenía mono), la tele de fondo y muchas risas, también momentos más serios, y sobre todo muchas miradas hacia el futuro. Mi marcha a Málaga parece que ha descolocado un poco nuestras vidas, no sólo la mía. Yo sé lo que es que tus amigos se marchen a vivir a otra ciudad, he vivido muchos casos, los de mis mejores amigos, por eso les entiendo bien, sus miedos, sus dudas; en el fondo ese sentimiento agridulce que combina la pena personal y la alegría por la otra persona. Es la vida, agridulce, como la salsa de los restaurantes chinos :P
En fin, que mientras suena la maravillosa "El viento trae una copla", pienso que es hora de cerrar por aquí. Hoy sonrío de nuevo, el viento trae una copla, y marzo traerá una vida nueva...
3 comentarios
Helena -
Besos.Adios.
G -
Toperro -