La vida en movimiento
Debería acabarse el verano, aunque el clima no indique lo mismo, ni el día del mes, el calendario en fin.
Pero debería acabarse. Para saber que tenemos que "inventar" nuevos proyectos, marcar nuevos objetivos en rojo, soñar con otro viaje.
Septiembre no me llena. No recuerdo que antes fuera un mes especialmente odiado, pero de un tiempo a esta parte es un absurdo mes de transición entre el verano y el principio de las estufas encendidas, las primeras lluvias, los viajes a mi ciudad, los reencuentros.
Tengo ganas de despertar con frío, de taparme con la manta, de querer beber algo cálido, de refugiarme.
Estoy en una indefinición máxima. Quizás porque ya he puesto fecha al adiós. Ya está decidido el momento. Ahora hay que organizar, crear, pensar con la cabeza fría, dejar que suene el corazón y sin embargo que mande la cabeza. Que me duela de tanto y tanto reflexionar.
No es una decisión espontánea, ni mucho menos, hay detrás muchas conversaciones, muchas dudas, muchos miedos, muchos temores. Pero al final gana la necesidad de algo nuevo, porque lo será para D., e incluso para mí. Todo en la vida tiene un momento, un lugar, una hora. El nuestro ha llegado, llegará. Está mirando al horizonte.
"Te cambia la vida sin que tengas nada para seguirla, te cambia y no piensas en lo que te olvidas".
1 comentario
becquer99 -
¡¡Luego hablamos!!