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El fin de los días grises

Yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid

Yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid A veces las personas nos desmoronamos en el momento más extraño. En ocasiones, como estas, desmoronarse es más fácil, incluso sirve de coartada por los hechos dantescos que hemos vivido. Y bueno, excusa no es, pero sirve para no tener que buscar una explicación a ese vacío que por dentro siento.
Me caigo, esta vez me caigo, y no logro sacar fuerzas de ningún lado parra remontar el vuelo. Porque las personas que sé que podrían hacerme levantar la cabeza no están precisamente por la labor.
Se confunden mis lágrimas, ya no sé si lloro por una cosa o por otra, no sé si sonrío por defecto o porque tengo ganas de hacerlo.
Me caigo, cada segundo que pasa me hundo más...
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Me he caído

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