Miguel y Juan
Nadie debería dormir a la intemperie, nadie debería reconocer abiertamente que cometió un error e su vida darme a la bebida, y al instante pedirte una lata de cerveza porque si no no podrá continuar el día. Nadie debería mirarte con esos ojos, llenos de tristeza, recuerdos, vivencias, hambre, frío y sueño. Nadie debería acabar así. Pero Miguel y Juan están ahí, sentados en una esquina de la calle, pidiendo sin palabras un poco de atención, que la gente no les rechace por haber bebido, por estar sucios y no tener donde dormir.
Nos pidieron un beso, y nos lo dimos. Nos pidieron unos oídos y se los prestamos. Nos pidieron una cerveza y nos negamos. Les dimos lo que pudimos, tiempo y algo de comida, y recibimos a cambio millones de besos sin tocarnos, lágrimas en ojos que no pueden ya llorar. Y escuchamos su historia, historias de juguetes rotos, historias de la vida, porque ellos antes fueron como nosotros, un día tuvieron una familia y hoy están tirados en la calle, dando las gracias por quince minutos de atención. Mucha suerte amigos.
Nos pidieron un beso, y nos lo dimos. Nos pidieron unos oídos y se los prestamos. Nos pidieron una cerveza y nos negamos. Les dimos lo que pudimos, tiempo y algo de comida, y recibimos a cambio millones de besos sin tocarnos, lágrimas en ojos que no pueden ya llorar. Y escuchamos su historia, historias de juguetes rotos, historias de la vida, porque ellos antes fueron como nosotros, un día tuvieron una familia y hoy están tirados en la calle, dando las gracias por quince minutos de atención. Mucha suerte amigos.
3 comentarios
Helena -
Besos.Adios.
Daniel -
Ver las lágrimas en los ojos de Juan cuando le dimos el pan y las latas de comida me hace sentirme infinitamente insignificante e impotente en este puto mundo, dónde un millón de euros no alegra al rico y una barra de pan emociona al pobre.
Miguel también. Prefería la cerveza pero agradeció las latas. Y yo agradecí sus gestos, sus palabras y sus experiencias.
Mucha suerte allá dónde estén, a todos los Migueles y Juanes que haya por el mundo tirados y desdichados. Se merecen lo mejor y miles de sonrisas más en este gris mundo sin rostro.
bolo -
Bueno que ahí que echar una mano.
Un beso