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El fin de los días grises

Creo en la gente

Guiada por sus sabios consejos (los de él) me decidí a escribir un email.

Dejé salir todo lo que llevaba dentro. La sinceridad adornada de ruego.

No esperaba una respuesta tan rápida, ni mucho menos una contestación tan agradable.

Pero en este mundo aún quedan personas que en medio de su propia vorágine deciden tenderte una mano. Cuando no tienen necesidad, cuando ni siquiera te conocen, sólo porque son buenas personas, no cabe otra explicación.

No puedo hablar explícitamente. La experiencia me dice que no lo haga. Sólo puedo aventurarme a decir que esta semana pasada he vuelto a confiar en las personas, he escuchado palabras que me consuelan y me reconfortan, y he recibido el premio a muchos años de esfuerzo.

Aunque ahora todo quede en agua de borrajas: gracias por la ayuda, gracias por escucharme, gracias por devolverme la ilusión.

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