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El fin de los días grises

Is this the world we created?

Escucho "La mataré" de Loquillo. Una preciosa canción que él, inteligentemente, ha dejado de tocar en sus conciertos para no hacer más daño si cabe a todas las personas que son maltratadas por sus parejas.
Y es que una canción que nació hace más de una década con unas intenciones bien distintas hoy tiene un discurso reprobable.
Al margen de ello, intentando extrapolar, siempre será una de mis canciones favoritas, por los recuerdos que me trae, por la fuerza que imprime el loco en cada palabra. No, no es un artista que me guste especialmente, pero esta canción forma parte de la banda sonora de mis veranos en la playa... inolvidables.

Ayer pasé un par de horas realmente agradables con G., una de esas personas a las que me apetecería ver más a menudo.
Pero en ocasiones la magia de las relaciones se cimentan precisamente en esa ausencia de contacto. No sé si me explico.
Pasa mucho que te guste tanto estar con alguien que insistes e insistes en verte, y esa amistad va cambiando, evolucionando, a un ritmo "innatural", distorsionando lo que tenía que haber sido una bella sinfonía.

La conversación, paseando por un entrañable barrio, daba paso a diversos temas: las personas, los miedos, el dinero, el trabajo. Y me quedo con esto, con el trabajo, eso de lo que ahora carezco, que aún no echo de menos pero que necesito.
No ya por el aspecto económico, sino porque ayer me dí cuenta de lo feliz que fui trabajando en la radio. Eso debe volver, es como si estuviera escrito en el libro de mi vida que mi mundo está ahí.
Y no me voy a rendir a la décima zancadilla, no? Aún me quedan muchas que recibir y muchas que evitar.

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