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El fin de los días grises

Hermoso reencuentro

Qué gratificante es el reencuentro con los amigos, con los verdaderos amigos.

La distancia, las circunstancias e incluso la pereza hacen que a veces olvidemos que tenemos que cuidar las cosas, las personas y los sentimientos que realmente nos dan vida.

En esta ocasión hablo de P. y E., de Denia, de los recuerdos que nos acompañan cada vez que pisamos este rincón.

Hay gente que te llena el alma con su alegría, y un alma llena es un alma feliz.

Qué difícil resulta encontrar gente que te ponga la sonrisa en la boca, que te haga sentir especial. Yo en ellas tengo eso.

Echo la vista atrás y casi siempre sólo recuerdo momentos en los que la risa fue nuestra mejor amiga. Conversaciones caóticas, absurdas, filosóficas, irreales tal vez, pero conversaciones marcadas por un parámetro: en ellas siempre había vida, de hecho la vida es lo que nos mueve a vivir con más fuerza si cabe.

Por cierto, se atrevieron a intentar definirme con tres palabras, ahí quedó el invento:
- Borde.
- Intensa.
- Trascendental.

Si soy así, que podría ser, es gracias a personas como ellas. Y que conste que lo de “borde” es más una broma, un apelativo cariñoso, que algo que realmente piensen de mí. Yo las quiero, ellas a mí también, y siempre me lo han demostrado. Hermoso reencuentro.

2 comentarios

Helena -

Yo lo haré con una sola. VIDA...

Besos.Adiós.

Toperro -

En lo de borde coincidimos mira por donde...lo de trascendental ya se que apenas te conozco pero no se por donde coger ese término.