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El fin de los días grises

La quietud

Estoy cansada.

Tengo ganas de tumbarme, apagar las luces, cerrar los ojos y dormir.

Pero nunca he sido capaz de dormir de un modo tan fácil.

Cerrar los ojos no es sinónimo de descanso, para mí, al contrario, siempre ha sido motivo para pensar más.

Durante el día la cabecita no para. Ideas, más ideas, sueños, canciones, personas, palabras, miedos, muchos miedos.

Y la noche trae esos miedos a primer plano.

De pequeña me costaba dormir, pensando en si habría hecho o no bien los deberes, si llevaría los libros adecuados, si el uniforme estaría limpio. Me preocupaba por cosas absurdas para una niña de apenas 9 ó 10 años.

Conforme fui creciendo las preocupaciones cambiaron. Pasé por la lógica etapa del temor a la muerte, de la incomprensión del vacío, del pánico a quedarme despierta mientras el resto de habitantes de la casa dormían.

Poco a poco aprendí que la manera de superar ese miedo era borrar de mi mente cualquier resquicio dedicado a él. Si no existe no puedo temerlo.

Hoy mis miedos son si seré capaz de cuidar como querría de mis seres queridos.

Me sale un extraño instinto protector, siempre lo tuve. Cuido de ellos como si fueran mis propias manos y los necesitara para escribir; como si fueran mis pies sin los que no podría caminar; como si fueran mis ojos que me hacen ver; como si fueran mi corazón, que me hace seguir viviendo.

A veces esa preocupación me lleva a un estado de agobio que roza lo insano, pero es inevitable.

Es entonces cuando querría dormir, y alcanzar con el sueño la paz que durante el día me cuesta ver, aunque la tengo en mí. Pastillas para dormir, en el armario de casa, disponibles pero temidas. Si las tomara solucionaría ese problema. Si lo hiciera me estaría engañando. Y si me engañara no tendría sentido que llegara aquí a contaros mentiras.

La quietud. Eso que no existe, eso que tampoco puedo temer... ni disfrutar. La quietud, mi quietud, hermosa palabra que nada expresa, porque no lo tengo.

2 comentarios

Toperro -

A mi tbn me pasa lo mismo, de hecho recuerdo siempre lo que sueño pero me provoca mucho cansancio. Preferiría dormir más y pensar menos, en mi caso solo sirve para agobiarme más...besos

Helena -

Comparto ese sentimiento, no el miedo a cerrar los ojos, estoy físicamente tan cansada que apenas cerrarlos me voy a mis sueños, pero incluso en ellos me estoy preocupando de los míos...

No temas, estoy segura de que lo haces bien, se nota en ellos...

Un beso.