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El fin de los días grises

El redil


El niño tumbado en la cama, intentando descifrar a media voz unos apuntes, intentando al mismo tiempo que esas vagas ideas se graben en su cabeza.

La calefacción a mi lado, que aunque en Málaga el temporal ha sido benigno comparado con otros sitios, el frío está ahí.

Intentando ver un partido de baloncesto en Canal 2 Andalucía, pero la señal viene y va, imposible concentrarse.

Y descubro que internet me va, pero que tambièn y perdón por la redundancia: viene y va. Y así no se puede.

Será por esto último que apenas escribo ya. Por ello, y porque mi tiempo está muy definido y no está marcado en la agenda el dejar unas palabras en mi blog. Lo tengo abandonado, lo sé, va creciendo hierba y no me da el dinero para pagar al jardinero. Y mira que decían "no dejes crecer la hierba en el camino de la amistad".

Siempre he confiado en que los buenos amigos son aquellos capaces de perdonar, sin tener que decirlo, que te separes del "redil" durante un tiempo. Aquellos que pueden con el tiempo y la distancia, que no necesitan palabra de ninguna forma, pero que al final del día, de la semana, del mes, del año, te acuerdas de ellos para decir: son mis amigos.

Tú sabes por qué lo digo, TÚ lo sabes. Y sé que ambos entendemos y perdonamos, sin tener que decirlo, nuestro alejamiento del redil. Porque al fin y al cabo no tenemos obligaciones, sino sentimientos, y el nuestro, nuestra amistad es mayor que cualquier otra cosa.

1 comentario

Helena -

Me alegro de que puedas contar con amigos así en tu vida, puede que no estés, que vayas, que vuelvas, que no llames o que no escribas, pero ellos, igual que tú, saben que sois AMIGOS...

Un beso.