Con la pantalla azul
Mi pantalla del ordenador se ha vuelto azul. Pero no me importa.
Hace unos meses ni siquiera tenía ya ordenador. Mi portátil pasó a mejor vida sin despedirse de mí, después de todos los buenos ratos que habíamos pasado juntos. Y sin mediar mucho tiempo le sustituí. Sí, sin pena, sin dolor. Si él se había ido sin avisar yo no me iba a quedar parada esperando que otro apareciese.
Sustituí mi viejo portátil por un nuevo y flamante ordenador de sobremesa, clónico, hecho a mi imagen y semejanza, con mis gustos y mis fobias.
La pantalla -esa misma que ahora está azul- me la prestaron (a fondo perdido, todo sea dicho, ya que no quieren recuperarla) desde la casa de mi príncipe D.
Y aquí estoy ahora, con una pantalla azul, que me permite de todos modos disfrutar de todo (excepto quizás de las fotografías, porque ya no distingo bien cual es el azul del mar y el del cielo). Pero no me importa.
Ha sido una semana intensa. Y esta que está empezando no lo es menos. Intensa por las visitas que han venido, se han ido y llegarán.
Intensa porque he visto series, películas, fútbol, baloncesto e incluso una obra de teatro ("Salir del armario", muy divertida, y tras la cual conocí a José Luis Gil, el famoso Señor Cuesta de "Aquí no hay quien viva").
Intensa porque he tenido momentos interesantes a nivel social, recalcando la magnífica partida de Tabú, con Flexicoco, D., P. y S.
Ha sido intensa porque mi cabeza nunca descansa, y me planteo mil cosas, las abandono y las retomo. Pienso, reflexiono, me como el coco, afirmo, niego. Y no llego a muchas conclusiones... o tal vez sí, pero son feas. Y las escondo en algún rincón para intentar olvidarlas, y vivir sin ellas. Sin embargo vuelven. Sea la pantalla azul o no. Los días no son grises ahora, pero tampoco son tan azules como mi pantalla. No es mi culpa, creo esta vez. Querría cambiar ciertas cosas, supongo que a ciertas personas. Ponerme enfrente suya y gritarles: "eh! Despierta, ¿somos amigos o es parte del pasado?". Pero no tengo valor, ni ganas ya. Supongo que me he cansado de tirar del carro de las llamadas, los emails y los sms. Es su tiempo, no el mío, y quizás entonces ya no sea ni siquiera nuestro tiempo.
Mi pantalla es azul, mi días no son grises. Mi vida es lo más parecido al color rosa.
4 comentarios
M -
mi pantalla est'a llena de colores, ahora con mas... porque ha llegado la primavera, y es la pantalla que mas me gusta ver...
mil besos y oceanos de ternura
becquer99 -
Tu pantalla es azul, el sol es amarillo, las naranjas son naranjas... Jajajaja.
Victor Flyte -
Daniel -
TQMG, pese a tu pitufa pantalla!