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El fin de los días grises

El tifon que no llega

Decían que venía un tifón, no muy grande, uno chiquitito. Y que el viernes por la noche y el sábado descargaría toda su rabia sobre los habitantes shanghainitas.

Otro fallo más del hombre del tiempo. Es increible. Llevamos aquí ya seis días (mañana será una semana), y antes de venir habíamos visitado varias webs para hacernos una idea del tiempo que tendríamos. Bueno, pues se presagiaba para toda la semana lluvia, lluvia y más lluvia.

Las únicas gotas que vimos caer fueron anoche, y si eso era un tifón entonces en España hemos vivido miles de tornados.

Eso sí, deben ser gotas radioactivas, porque ensucian la ropa y huelen fatal, debido a la polución de esta ciudad. No quiero ni imaginar lo que seré Beijing. Ya os contaré de primera mano lo dañina que puede ser la contaminación unida al sudor, lo veréis en fotos incluso.

Pero en fin, que Shanghai mola. Así de sencillo. Tienes restaurantes de todo el mundo para elegir (aparte de en chinos, hemos comido ya en un nepalí, un thailandés, un japonés y un brasileño). Centros comerciales en la esquina de una calle que son como el gran centro comercial de cualquiera de nuestras ciudades. Y los chinos son unos consumistas. Como ayer hablábamos con P., han debido descubrir que aquello del comunismo que les enseñaron es menos divertido que el capitalismo enfermizo que ahora les corroe. Si Mao levantara la cabeza fliparía en colores. Qué derroche.

No sé si ya os lo dije, pero los taxis son súper baratos, sale de media entre 1 y 2 euros (éste ya es un trayecto largo), así que merece la pena moverse con ellos, aunque siempre debes llevar todo escrito en su grafía, claro.

Nos manejamos ya bastante bien caminando. D. tiene un excepcional sentido de la orientación (mejor que en Málaga, donde se pierde a menudo, jaja), y acabamos siempre encontrando aquello que nos proponemos. Además, en cuanto la gente te ve con un mapa se acercan a preguntarte si pueden ayudarte (aunque hayas sacado el mapa para abanicarte).

Esa es otra: el calor. Yo nunca he vivido esto. Te levantas a las 8 de la mañana y tienes 35 grados. No te asustes, ya no subirá más, pero tampoco bajará. 35 grados todo el día, sin parar. A veces con sol, a veces con nubes, incluso con lluvia. Y una humedad increible. Pero eso ya lo sabíamos. Aunque nunca te puedes preparar lo suficiente. Claro, todos los sitios, desde taxis a la tienda más minúscula, tienen aire acondicionado, con los consiguientes problemas de salud que se generan. Sí, lo reconozco, la pasada noche estuve con fiebre. Una mini gripe que creo que he atajado y que me provocó horribles sueños en los que los chinos no hacían más que ofrecerme cosas para comprar. Así toda la noche, una pesadilla continua.

Así que tras descubrir Mercados del Fake (Paco, camisetas de fútbol con pantalón incluído a 5 euros), Mercados de Antigüedades (Lissi, fliparías con los carteles de Mao y compañía a 1 €, seguro), Mercados de la Electrónica (Diossss, qué ganas de comprarme de todo!), nosotros seguimos explorando la ciudad. Hemos visto la parte más moderna de China, la del crecimiento, la que invadirá este país en pocos años, convirtiéndola en un oasis del capitalismo enfervorizado y del consumismo salvaje, la de los McDonalds, Burguer King, Starbucks y Kentucky Fried Chicken. Pero también hay pequeños momentos para la China de antes, para las casitas bajas y la gente sentada en sus sillas, comiendo por la calle, gritando, pelando patatas. Hemos visto sus mercados, imposibles para nuestra nariz, os lo prometo. Y rascacielos imponentes, tanto que la vista no alcanza a verlos del todo. Hemos visto yuppies y gente humilde escupiendo sin parar. Y paraguas para la lluvia, y paraguas para el sol.

Y aún nos quedan 3 semanas. Mañana quizás vayamos a Nanjing, un pueblo a unas cuatro horas de Shanghai, donde pasaremos un par de días, otal vez a Zhouzhuang, ida y vuelta el mismo día. Os seguiremos contando, aunque ya nos quedan pocos días con un acceso a internet tan fácil. Gracias P. por visitar nuestra casa y comprobar que todo está bien. Y gracias a los que me leéis e incluso os animáis a comentar. Así es más fácil también que yo me anime a escribir.

3 comentarios

becquer99 -

Como bien dice Lissi, cada día es más emocionante entrar aquí y leer vuestro "diario mandarín". Lo del tornado lo escuché en los telediarios de aquí y me preocupé por vosotros, pero ya veo que vuestra forma de afrontarlo es todo lo contrario, jajaja. Cómo me gusta eso. Por cierto me imagino que Dani se traerá alguna equipación que otra, aunque sea del Shanghai Shenshua (o como se escriba), ese equipo con nombre tan sexi, mmmm.

Bueno, aunque me repita más que el ajo, me alegro mucho de que os vaya tan bien y ya sabéis que para mí no supone molestia alguna velar por la morada en vuestra ausencia.

Besos.

lissi -

Jo!Cada vez entro con mas entusiasmo para ver las aventuras de mi pareja favorita perdidos entre chinitos.K bien os lo estais pasando.Me encantaria estar por alli...rodeada de chunleees o de narutos o yo k se ... por favor no dejes de escribir ...estoy mas engancha k a Heroes jijij.
Un besote guapos

Raquel -

Qué ganas me están entrando de coger la maleta y presentarme allí!!!!! Porque claro, la maravilla con la que tú cuentas las cosas no se parece en nada a las historias relatadas por Maromo, jajajajja.

Cuidaros mucho please, ojala todos los tifones sean como el descrito.

Un besazo enorme guapa!!!!

(P.D: Estos días no he comentado porque andaba en tierras lisboetas)