Sin escalas
"Mira tú si yo soy pobre que no tengo pa' tabaco
por no tener no tengo ni casa, ni trabajo;
mi nombre no aparece en la lista del paro
pero al caer la noche yo voy calle abajo
cantando...
In the night, in the night, in the night...
en la noche"
No era nuestra idea inicial cuando supimos que yo tenía vacaciones y que D. podría tener un par de días libres. Pero una mala revisión, un coche que me quiere empezar a hacer sufrir, y un cambio radical de planes nos llevó a mi ciudad natal. A nuestra otra ciudad. Málaga-Madrid, sin escalas, más que en nuestros corazones.
Tres días enteros en Madrid, tiempo para ver el Prado, pasear como turistas, comer como habitantes de la ciudad, flipar con el maravilloso clima y los paseos gigantescos (desde China no nos libramos de estar horas y horas caminando), hacer compras, "rozar" el Retiro, y disfrutar con Amparanoia.
Yo iba con reticencias, lo reconozco. No es mi estilo y no me conocía ninguna canción. Hubo cambio de planes incluso con mis amigos, ruptura de planes, más bien, pero sé que entenderán que Amparo se despedía de Madrid para siempre, y yo tenía que darle a D. y a ella la oportunidad para juzgar su música.
Y sigue sin ser mi estilo, pero es innegable que tiene gancho y que en directo es realmente mágica. Contagia su energía, su ritmo, y hace que se te queden en la mente sus melodías. He llegado tarde. Tendría que haber ido muchos años antes a un concierto suyo. Ahora sólo me queda el recuerdo de haber estado en el penúltimo de su carrera, y el último en Madrid.
Ya hemos vuelto, como siempre con el corazón revuelto y la cabeza loca, llena de ideas, planes y meditación. Pero el tiempo manda, el destino nos organiza, y nosotros somos marionetas, sin escalas, pero marionetas.
por no tener no tengo ni casa, ni trabajo;
mi nombre no aparece en la lista del paro
pero al caer la noche yo voy calle abajo
cantando...
In the night, in the night, in the night...
en la noche"
No era nuestra idea inicial cuando supimos que yo tenía vacaciones y que D. podría tener un par de días libres. Pero una mala revisión, un coche que me quiere empezar a hacer sufrir, y un cambio radical de planes nos llevó a mi ciudad natal. A nuestra otra ciudad. Málaga-Madrid, sin escalas, más que en nuestros corazones.
Tres días enteros en Madrid, tiempo para ver el Prado, pasear como turistas, comer como habitantes de la ciudad, flipar con el maravilloso clima y los paseos gigantescos (desde China no nos libramos de estar horas y horas caminando), hacer compras, "rozar" el Retiro, y disfrutar con Amparanoia.
Yo iba con reticencias, lo reconozco. No es mi estilo y no me conocía ninguna canción. Hubo cambio de planes incluso con mis amigos, ruptura de planes, más bien, pero sé que entenderán que Amparo se despedía de Madrid para siempre, y yo tenía que darle a D. y a ella la oportunidad para juzgar su música.
Y sigue sin ser mi estilo, pero es innegable que tiene gancho y que en directo es realmente mágica. Contagia su energía, su ritmo, y hace que se te queden en la mente sus melodías. He llegado tarde. Tendría que haber ido muchos años antes a un concierto suyo. Ahora sólo me queda el recuerdo de haber estado en el penúltimo de su carrera, y el último en Madrid.
Ya hemos vuelto, como siempre con el corazón revuelto y la cabeza loca, llena de ideas, planes y meditación. Pero el tiempo manda, el destino nos organiza, y nosotros somos marionetas, sin escalas, pero marionetas.
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