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El fin de los días grises

Pensar, pensar, pensar

Pensar, pensar, pensar Acaricio mi teclado antes de ponerme a escribir, le miro, le susurro palabras cariñosas, esperando que sea él el que escriba, sin esperar que yo presione sus teclas.
Ya jueves, los días no pasan demasiado rápidos? Al menos a mí me lo parecen. Tengo mi vida parada en un sentido y acelerada en otro, sin embargo no acaba de llegar el día adecuado.
Los días son insulsos, las tardes largas, y las noches vacías.
Me refugio en la música, Pastora sobre todo últimamente, busco palabras en algún sitio, leo la televisión y miro los libros, escucho el ordenador y navego por la radio... algo parecido a lo que decían Los Flechazos en su maravillosa "El hombre que confundía los sentidos".
Y ahora que recuerdo esa canción... no era mucho más animada la música de antes? Hablo de ese pop español de los 80 e incluso de los 90. Tenía otro sentido, quizás letras menos profundas, poéticas, simbólicas, filosóficas, pero transmitían mucho, llegaban dentro y ahora las recuerdas de otro modo, las recuerdas, vaya. Porque estoy convencida de que muchas de las canciones que hoy forman parte de mi banda sonora no compondrán la BSO de mi vida... me costará recordar quién cantaba determinada canción, incluso me costará acordarme de la letra. Quizás consumimos la música demasiado rápido, sin pararnos a degustarla, sin hacer la digestión. La quemamos como se quema un cigarro en un cenicero, nos entra el humo en los ojos, damos alguna calada, pero no llegamos a saborear nada. Deberíamos comer sentados, con sobremesa incluída, y cambiar el cigarro por una pipa, quizás así el tabaco nos sepa a algo.

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