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El fin de los días grises

La sonrisa perfecta

La sonrisa perfecta Ayer cerré "mi temporada radiofónica" y no sé aún si cerré sólo esta temporada o cerré por una etapa larga (que espero que no sea definitiva en todo caso, por mí y por los que aún confían en mi trabajo).
Y la cerré de la forma que más me puede gustar: disfrutando a tope, con un partido brutal, Móstoles-Guijuelo, de la fase de ascenso a 2ªB, en El Soto, con más de 3.000 espectadores, cerca de 400 aficionados venidos de Guijuelo y más palos que en una batalla campal. Qué locura por favor! Se pegaron hasta en el carnet de identidad. Se dieron golpes de dos en dos hasta que salieron impares... impresionante, vergonzoso, triste, dramático. Para olvidar, pero para recordar profesionalmente, de verdad. (Edito para decir que ganó el Guijuelo 1-3 y por tanto han ascendido a 2ªB, enhorabuena!!).
Después de esa pequeña guerra -porque al acabar parecía que había salido de la guerra- me fui a casa y continué un domingo frenético. Estuvo bien el fin de semana.
El viernes me fui a recoger a M. a Atocha, con el tiempo justo para arreglarnos, cenar y marcharnos a Vicálvaro, donde había quedado con C., A., E. y M.M. Sólo ellas, porque el resto de gente prevista se cayó :S
Concierto de Rosa. Niños y abuelos, jaja, más de los que nunca había visto en un concierto, pero estuvo muy divertido. M. y yo nos hicimos pasar por fanáticos absolutos (la palabra fan, así tan breve, me parece absurda), en primera fila prácticamente. Nos reímos mucho, cantamos, bailamos, lo pasamos en grande.
Después de eso continuamos de botellón, acabamos sentados en el césped, con nuestras botellas, nuestra cámara digital y un policia local guapísimo amigo de C.
La última copa fue el vaso de agua de mi grifo, la última canción la que puse en mi ordenador (Fangoria), la última risa en mi habitación. Es decir, que después del botellón acabamos en mi casa, donde la noche se volvió mañana y el calor seguía abrasando.
Dormí apenas cuatro horas, pero el sábado continuamos M. y yo nuestro periplo por el fin de semana madrileño. Como siempre he tenido que escuchar sus quejas acerca de que cuando venía a Madrid sólo le sacábamos de marcha pero no le llevábamos a ver nada, decidí que era el momento de acercarnos a El Escorial. Y eso hicimos, caminito de allí, paseo en coche, paseo por el pueblo, visita a El Escorial... estuvo bien.
Pero esa tarde-noche ya no era persona y caí muerta frente a la tele viendo Salsa Rosa y a los impresentables de Mónica y David. Entre sueño y sueño la voz más bella del mundo me dio las buenas noches. Llegué a mi cama y dormí como nunca.
El finde continuó el domingo, con lo que ya os he contado al principio.
Ayer por la tarde quedé con unos amigos para ver fotos de la boda de C. y J. en Potes, para tomar una maravillosa tarde de chocolate y moka y para charlar un rato.
Más tarde me despedí de M. en casa, estar con él ha vuelto a ser especial. Me gusta compartir mi tiempo a su lado, hacer cosas o no hacer nada, hablar mucho, hablar poco, oir música y sonreir. Me encanta verle sonreir, me ha gustado recuperar ese recuerdo del M. que conocí hace más de 8 años, brillante, atractivo, que encandilaba con su sonrisa.
El viernes me dí cuenta de que aún mantiene eso, que esa magia, ese encanto, nunca se pierde. Quizás se esconde, pero tiene que acabar saliendo a flote antes o después, porque está en ti, está en él.
El fin de semana ha merecido mucho la pena... pero es que ahora queda lo mejor. En diez días como mucho...

1 comentario

nastrud -

Por cierto, qué equipo ascendió? :oops:
Dios que bruto que es el fútbol regional, la de historias esperpénticas que me han contado del equipo de Perafort.
Me acuerdo una vez que acompañamos a L. a verlo jugar a un pueblo perdido de la comarca y que en el campo estábamos dos o tres amigas y yo. Estuve gritando como un loco todo el partido y no me lincharon de milagro. Si es que me gusta el riesgo :D