Las calles de mi ciudad
Cumpliendo con mis obligaciones laborales me he metido en el Madrid castizo, en ese Lavapiés absorbido por las obras, buscando a una ilustradora suiza que vale mucho (pero, como diría Michael Ende, esa es otra historia y deberá ser contada en otro momento).
He llegado antes de tiempo a la entrevista, como en mí suele ser habitual, y entonces no me ha quedado más remedio que dar un largo paseo que me ha llevado a Antón Martín y a Tirso de Molina, sorteando las trampas que los secuaces del alcalde nos ponen por el camino, mirando las caras de mis convecinos, gente con rasgos orientales, con miradas limpias, con piel más oscura. El Madrid más castizo ha pasado a ser el Madrid más interracial, y digo yo: ¿no es realmente precioso? Porque a mí así me lo parece. Una cualidad o circunstancia, vaya usted a saber, que deberíamos explotar y alabar, aprender de ello, llenarnos de esas culturas, crecer a su lado y olvidar nuestra procedencia.
Hoy me ha vuelto a gustar mi ciudad; mientras caía un chaparrón importante, y yo me empapaba porque odio los paraguas, pensaba en que hay algo especial en Madrid que me hace sentirme tan bien en ella. Quiero buscar mi sitio en otra ciudad ahora, sé en cual, pero sé que nunca dejaré de saborear las calles de mi ciudad...
He llegado antes de tiempo a la entrevista, como en mí suele ser habitual, y entonces no me ha quedado más remedio que dar un largo paseo que me ha llevado a Antón Martín y a Tirso de Molina, sorteando las trampas que los secuaces del alcalde nos ponen por el camino, mirando las caras de mis convecinos, gente con rasgos orientales, con miradas limpias, con piel más oscura. El Madrid más castizo ha pasado a ser el Madrid más interracial, y digo yo: ¿no es realmente precioso? Porque a mí así me lo parece. Una cualidad o circunstancia, vaya usted a saber, que deberíamos explotar y alabar, aprender de ello, llenarnos de esas culturas, crecer a su lado y olvidar nuestra procedencia.
Hoy me ha vuelto a gustar mi ciudad; mientras caía un chaparrón importante, y yo me empapaba porque odio los paraguas, pensaba en que hay algo especial en Madrid que me hace sentirme tan bien en ella. Quiero buscar mi sitio en otra ciudad ahora, sé en cual, pero sé que nunca dejaré de saborear las calles de mi ciudad...
3 comentarios
m -
Let -
Me he sentido identificada, no se, a mi a veces también me pasa, me fijo en cosas imperceptibles hasta ese momento para mi y las encuentro sublimes
Saludetes
bolo -
Y gracias por odiar a los paraguas ya pensaba que era el único.
Un saludo