Con mi música a otra parte
Había olvidado que la música puede serlo todo. Que me inspira, me alegra, me llena, me vacía, me hace llorar y a veces incluso me niego a escucharla para no caer en un inmenso mundo de recuerdos a olvidar...
La música me mueve, de forma anímica, como muchas otras cosas, pero con una diferencia. Ella siempre ha estado allí. Sí. En algún momento de mi vida me movía el quedar con algún amigo/a para tomar algo, o el pasear, o el leer. También me movía el viajar, el quedarme viendo la tele o yendo a un partido de fútbol. En otro tiempo fue el trabajo el que me movía.
Ahora sé que la música siempre ha estado. Estuvo en los peores momentos (como Elefantes en el adiós a mi padre) y también en los mejores (como Bersuit en el inicio de mi relación con D.). Estuvo para encontrar amigos (mi fiel, querido y nunca justamente valorado M., quien quizás entiende esto mejor que nadie, pues así vive él la música), para despedirme de ellos, y está ahora para recordarlos.
Estuvo en los viajes, en los veraneos, en Denia y en Estambul.
Estará siempre de nuevo, siempre habrá una canción para recordar todo, porque la vida cuenta con una banda sonora personal. La mía es ecléctica cien por cien. Varía, evoluciona, involuciona, vuelve al pasado y se adelanta incluso a las modas a veces.
Hoy he escuchado Pastora y su "Vida moderna", y he recordado que hace tiempo escribí sobre este grupo. He vuelto a sentir lo mismo que entonces, he pensado en C., mi niña, la que me hizo conocer a este grupo una tarde a través del messenger.
Me gusta la música, pero la vida está llena de paradojas, y en contra de lo que suele ser habitual, hoy he cambiado una canción (suelo escribir siempre escuchando algo de música) por un partido de tenis. Nadal ha ternido más fuerza, ¿será eso lo que llaman ser mediático?
Una vez más... me voy con la música a otra parte.
La música me mueve, de forma anímica, como muchas otras cosas, pero con una diferencia. Ella siempre ha estado allí. Sí. En algún momento de mi vida me movía el quedar con algún amigo/a para tomar algo, o el pasear, o el leer. También me movía el viajar, el quedarme viendo la tele o yendo a un partido de fútbol. En otro tiempo fue el trabajo el que me movía.
Ahora sé que la música siempre ha estado. Estuvo en los peores momentos (como Elefantes en el adiós a mi padre) y también en los mejores (como Bersuit en el inicio de mi relación con D.). Estuvo para encontrar amigos (mi fiel, querido y nunca justamente valorado M., quien quizás entiende esto mejor que nadie, pues así vive él la música), para despedirme de ellos, y está ahora para recordarlos.
Estuvo en los viajes, en los veraneos, en Denia y en Estambul.
Estará siempre de nuevo, siempre habrá una canción para recordar todo, porque la vida cuenta con una banda sonora personal. La mía es ecléctica cien por cien. Varía, evoluciona, involuciona, vuelve al pasado y se adelanta incluso a las modas a veces.
Hoy he escuchado Pastora y su "Vida moderna", y he recordado que hace tiempo escribí sobre este grupo. He vuelto a sentir lo mismo que entonces, he pensado en C., mi niña, la que me hizo conocer a este grupo una tarde a través del messenger.
Me gusta la música, pero la vida está llena de paradojas, y en contra de lo que suele ser habitual, hoy he cambiado una canción (suelo escribir siempre escuchando algo de música) por un partido de tenis. Nadal ha ternido más fuerza, ¿será eso lo que llaman ser mediático?
Una vez más... me voy con la música a otra parte.
1 comentario
Helena -
Un beso.