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El fin de los días grises

Y mañana seguiré

Lo haría cada día: sentarme en el sofá y ponerme a leer el dominical (pero eso sólo puede suceder los domingos).

Cada día escucharía un disco nuevo (pero no tengo la capacidad de tener discos nuevos a diario, sólo de Pascuas a Ramos).

Me sentaría a mirar el paisaje cada tarde, la gente paseando y los niños riendo (pero no tengo ventana a pie de calle, ni la gente pasea, sino que corre, y los niños ya no ríen igual, sólo cargan con pesadas mochilas y caminan arrastrados por una mano adulta).

Me subiría en un autobús y me perdería entre las llanuras que nunca parecen terminar (pero tengo que volver mañana con mi coche, que merece acompañarme, no quedarse tirado).

Me compraría cada cosa que me gustara (pero nunca fui una compradora compulsiva, ni una consumista).

Regalaría flores sin parar (pero luego mueren, y yo enseguida me encariño de todo).

Alcanzaría el cielo con la punta de los dedos (pero soy demasiado bajita e incluso no ando demasiado estirada).

Amaría cada instante, querría siempre con locura, y daría mi vida por todos (pero la gente no es merecedora de tanto esfuerzo, y a los que tengo que amar, querer y dar ya lo hago).

Seguiría soñando siempre... y aquí no hay "pero" que valga.

Soñé, sueño y soñaré. Me gusta mi mundo irreal, mi vida utópica y mis miedos volátiles.

Me gusta que todo, bueno y malo, se evapore al escribir, no releer y darle a publicar.

Me gusta imaginarme que pensará H. cuando lo lea, qué me dirá M. cuando diga que sigue vigilándome, o cómo se emocionará la Niña C. cuando vea que escribo de ella (para ella, por ella).

Me gusta soñar. Soñar es para el adulto como jugar es para el niño. Nos tiramos al suelo, no importa que el pijama se rompa o se ensucie. Nos olvidamos del tiempo, ni siquiera sabemos qué es el tiempo, e inventamos historias.

Yo dejé de jugar un día de 2002, pero ese día empecé a soñar... y hasta hoy que sigo, y mañana seguiré.

3 comentarios

M -

H, si es H, lo leerá y le gustará mucho saber que ya era tan querido antes de existir y, aunque todos tuvieramos esa misma oportunidad en su día, sea en Agosto, Enero u Octubre, ahora la cosa viene siendo distinta, no hay amigos como los que pudieron tener nuestros padres. Dejemos que ocurra eso.
Dejemos que pase el tiempo y sigamos soñando, dejemos la posibilidad de tocar el cielo porque también se puede poner uno de puntillas, aunque sea más bajito... pero no dejemos de decir lo que queremos a los que queremos, no dejemos de amar por desgana, sino porque ya sólo queden terrenos baldios, donde no pueda crecer nada.
Yo sigo vigilandote, sin peros y sin excusas... no dejes tú que las cosas vayan a dónde no debieron ir nunca...

Carolina -

Tengo mucha suerte porque esa emoción se alimenta de tus sueños. Como dice Helena ...nos gustan tus sueños.
Mil y un besitos

Helena -

Qué vamos a pensar... sigue soñando, me gustan tus sueños...;)

Un beso.