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El fin de los días grises

El cielo de veras

El cielo de veras que no es éste de ahora
el cielo de cuando me jubile
durará todo el día
todo el día caerá
como lluvia de sol sobre mi calva

Mario Benedetti
“Después”. Poemas de la oficina (1953-1956)

Con un zumo de piña, Bunbury y la copiosa lluvia en el exterior, la lluvia que entorpece la celebración que merece el Festival de Cine de Málaga.

Esos son los ingredientes de mi receta, de mi pregunta: ¿Qué es exactamente el triunfo?

¿Cómo distinguimos a un triunfador de alguien que ha luchado al máximo pero no ha conseguido la recompensa? ¿De veras el triunfador es el que cuenta con dinero, trabajo, amor, éxito en fin?

¿O el triunfador es quien sin llegar a conseguirlo, pero esforzándose al máximo, ha seguido intentándolo hasta el fin de sus días?

Me enternecen los jubilados que buscan su nuevo lugar en el mundo tras haber dedicado toda a una vida a un empleo.

Me gusta verles ejercer labores que nunca antes habían tenido la oportunidad.

¿No son en ocasiones los hombres más mayores quienes más luchan por la igualdad en materia de género? Es decir, ¿no es cada vez más habitual ver al “señor de la casa” (nótense las comillas) realizar la compra en el supermercado? ¿Pedir la vez en el puesto del mercado?

¿Qué es el triunfo?

No sabría contestar con brevedad a dicha pregunta –algo retórica tal vez-, pero me encantaría tirarme horas y horas analizando fríamente en qué consiste el triunfo, según mi modo de ver.

Para empezar, y quizás pueda explayarme en breve, una triunfadora ha sido mi madre, sí señor, y lo que aún le queda por demostrar. Gracias mami, cada día lo digo con más orgullo: gracias por convertirme en quien soy. Contigo estoy viendo el cielo de veras.

1 comentario

Helena -

Hay muchos triunfos por ahí, pero el real, el de verdad, sólo lo puedes ver tú, al final del día, mirás hacia atrás, ves si has hecho todo lo que estabas dispuesta a hacer, llegado o no llegado a la cumbre, ése es tu éxito...

Un beso.