Delirios
Despertar con la voz de D., a una hora temprana, después de una barbacoa con R., M., O., J., G. y su novia C.
Su voz me sirve de acicate para hacer del día algo mejor.
Salgo a la calle y encuentro a J. con nuestro pequeño A., cada día más bonito, más sonriente, más cercano.
Día de playa en el Cañuelo, bocadillos, agua, calor, y pequeñas conversaciones. Estamos más silenciosos que nunca, y sin embargo creo que nos decimos más cosas que nunca con los gestos y las miradas.
Me reconforta su presencia, la de mis amigos, la de los que siempre han estado a mi lado. En unos días en que los recuerdos no hacen más que volver, mientras desembalo cajas y abro cajones.
Escribir ahora desde mi pequeño, nuevo y deshabitado despacho. Cuando la casa es más grande que las necesidades surgen estos pequeños lujos. Ya sólo me falta decorar la casa con unos cuadros, un par de detalles y sentiré que estoy logrando lo que quería de estas paredes mal pintadas.
Me imagino la cara de D. cuando vea en qué he convertido nuestra casita en sus días de ausencia. Y me encanta pensar en ese momento.
Me acuerdo de la niña C., que estará también ahora mismo en algún país lejano.
Pienso en H., en sus pequeñas, en que me da pena no estar más cerca.
Pienso en mucha gente y me llena el alma saber que la vida me ha dado la oportunidad de conocer a grandes personas, con increíbles pensamientos y tremendas ideas.
Los paseos se vienen a mi mente, mi ciudad en obras, mi nueva ciudad también en obras, mi otra ciudad bañada por la luz, el agua y el viento.
Estoy feliz, poque él vuelve, ellas vendrán, ellos siguen, y nadie falta, y quien falta nunca se ha ido.
3 comentarios
C -
Croacia es un país maravilloso, vuelvo enamorada de muchas cosas ;)
M -
No hay que preocuparse, en absoluto, lo que hay que hacer es repetir más veces todo lo que se pueda...
Helena -
Preciosa tu última frase...
Un beso.