Recuperando
Sólo necesitaba Denia.
Miento, y sus playas, su piscina, mi jardín y mi familia.
Y también a mis amigos.
Incluso ese partido inolvidable de Nadal, visto en total con diez personas diferentes (es lo que tiene que fuera interminable y que mientras jugaba quedara con unos amigos).
No voy a olvidar jamás el abrazo de mi madre al recibirme. Ni los besos de mi primita A., tan impresionante que sorprende que no sea ya presidenta del gobierno a sus casi 12 años. Ni las trastadas de la pequeña N., adornadas luego con un "lo siento" un poco fingido. Ni las palabras y los cigarros de mi tía y madrina. Ni el paseo precioso por las calles de mi segunda o tercera casa con mi hermano, de mi pueblo preferido, de Dènia (con acento "p'al otro lado"). Ni olvidaré jamás lo feliz que me hace D. cada mañana al despertarme a su lado. O la ilusión que me hizo ver a una E. embarazada, a punto de traer al mundo a Gabriel. La cara de J, su marido, mi amigo, una persona expepcional. Y el paseo accidentado en coche de M., acompañado de otra M, porque nosotros somos la Doble D y tú te has buscado con quien hacer una Doble M. :P
2 días en el paraíso. Visitando a los recuerdos y llenándome de paz y cariño.
Nunca he ido a Dènia y me he marchado de allí sin llorar. Nunca. Y esta vez también derramé la lagrimita de rigor. Porque allí estaría días y días, buscándome y sin duda, encontrándome.
Por cierto, no sé si me dará tiempo a escribir algo antes de marcharme. El sábado, casi cuando comienza el domingo, cogemos un avión, primero rumbo a Moscú y luego hacia Shanghai. Un viaje que me tiene de los nervios, pero no esos nervios ante un examen, sino los nervios cuando has quedado con alguien especial. ¿Me entendéis, no?
Esperadme a la vuelta. O a mitad de camino...
Miento, y sus playas, su piscina, mi jardín y mi familia.
Y también a mis amigos.
Incluso ese partido inolvidable de Nadal, visto en total con diez personas diferentes (es lo que tiene que fuera interminable y que mientras jugaba quedara con unos amigos).
No voy a olvidar jamás el abrazo de mi madre al recibirme. Ni los besos de mi primita A., tan impresionante que sorprende que no sea ya presidenta del gobierno a sus casi 12 años. Ni las trastadas de la pequeña N., adornadas luego con un "lo siento" un poco fingido. Ni las palabras y los cigarros de mi tía y madrina. Ni el paseo precioso por las calles de mi segunda o tercera casa con mi hermano, de mi pueblo preferido, de Dènia (con acento "p'al otro lado"). Ni olvidaré jamás lo feliz que me hace D. cada mañana al despertarme a su lado. O la ilusión que me hizo ver a una E. embarazada, a punto de traer al mundo a Gabriel. La cara de J, su marido, mi amigo, una persona expepcional. Y el paseo accidentado en coche de M., acompañado de otra M, porque nosotros somos la Doble D y tú te has buscado con quien hacer una Doble M. :P
2 días en el paraíso. Visitando a los recuerdos y llenándome de paz y cariño.
Nunca he ido a Dènia y me he marchado de allí sin llorar. Nunca. Y esta vez también derramé la lagrimita de rigor. Porque allí estaría días y días, buscándome y sin duda, encontrándome.
Por cierto, no sé si me dará tiempo a escribir algo antes de marcharme. El sábado, casi cuando comienza el domingo, cogemos un avión, primero rumbo a Moscú y luego hacia Shanghai. Un viaje que me tiene de los nervios, pero no esos nervios ante un examen, sino los nervios cuando has quedado con alguien especial. ¿Me entendéis, no?
Esperadme a la vuelta. O a mitad de camino...
2 comentarios
era un amigo -
Porque si hasta el momento me ponía triste pensando en que te había perdido, anhelando tiempos pasados, ahora miro a mi corazón y lo que veo es desolador,porque mis temores y sentimientos de culpa se confirman.
No te puedes imaginar cuánto me alegro de que las cosas te vayan bien (o mejorando por lo menos) y que tengas a tu lado a un ser excepcional (porque debo confesar que sin conocerlo estoy enamorado de él) que te haga feliz y aporte luz a tu vida, dando sentido muchas veces a algo que es difícil de entender. Lo siento, no sé cómo expresarme. LLevo desde las 8 de la mañana leyendo todas las entradas de tu blog y tengo un nudo en el estómago que no me permite pensar con claridad.
Joder, te echo tanto de menos... Al principio intentaba verte, contactar contigo, hablar.. pero entre lo ciego que estaba, mi torpeza innata(emocionalmente hablando) y tus barreras (y ganas de empezar una nueva etapa, que lo comprendo) se ha creado un terreno difícil de superar... o tal vez es que mi optimismo natural me ha abandonado. La llama se apaga, ya sabes.
Mi vida ha estado en stand by durante muchos años, demasiados. Y soy consciente de que ahora me cuesta arrancar de nuevo. Y noto que se me han escapado muchas cosas, y lo que es peor. Cosas importantes, como tú.
Me bloqueo, lo siento. Pensaba que iba a poder expresarlo sin caer en el pesimismo o en el reproche, pero me doy cuenta que suena a eso cuando realmente es todo lo contrario.
Viajes. Benditos momentos de encuentros con entidades, con uno mismo, dando sentido a una existencia muchas veces insulsa. Los viajes deberían considerarse las cicatrices más felices que pudiera lucir un ser humano... Y esos nervios... ¡cómo te envidio en estos momentos!.. ¡Y cuánto me alegro1, porque eso significa que estás viva...
En fin, espero que disfrutéis estos días y que paséis por experiencias que se queden grabadas a fuego en retina y mente. Y por supuesto en el corazón.
Y perdona el anonimato. Es que con la edad me he vuelto bastante más reservado, además de mi tradicional cobardía.
Un beso enorme
Miguelito -
Siempre que os veo cojo fuerzas.
Buen viaje, disfrutad y nos vemos pa tu cumple :) :)