Va por ti Dani
Llega el momento, ese momento de liarse la manta a la cabeza, de olvidar prejuicios, de ignorar posibles respuestas, de imaginar caras sorprendidas e incluso gente enfadada por no haberlo dicho antes.
Llegó el día, ha llegado, de ser clara como nunca lo he sido. Allá voy, que nadie se me asuste, que supongo que algunos lo harán porque siempre he sido muy fría, muy distante en este tema. Me lanzo, mi psicólogo (jaja, mi amigo M.) me lo recomendó hace tiempo: arriesga, lánzate, lo hice y pasó esto.
Estoy enamorada.
No, esta vez no estoy enamorada de una canción, hablo de él, hablo de ti, hablo de Dani.
Llegó a mi vida por la música, llegó por un foro, llegó porque tenía que llegar, porque era él y porque estaba dispuesto a luchar contra un imposible, contra varios imposibles más bien. No debió ser casualidad conocerle con esa bandera de Argentina a los hombros, no pudo serlo, eso era sólo una señal más. Como todas las que después, desde la lejanía fueron llegando: sus viajes, los míos, nuestro reencuentro virtual, nuestras grandiosas conversaciones, cómo empezamos a compartir música, sueños, sonrisas, y muchas lágrimas. Y yo mientras negándome a la evidencia, a lo que él ya sentía, que me estaba enamorando, que le necesitaba más de lo que quería reconocer.
Amsterdam, mes de noviembre... un mensaje desde el móvil de E. para felicitarle por su cumpleaños, tuvo efecto, sirvió para mucho. A mí aún no me parecía extraño que en una ciudad extranjera me acordara de alguien al que sólo había visto una vez.
A partir de ahí muchos días para olvidar, muchos, la creación de este blog, juntos, y millones de instantes que han quedado grabados a fuego en mi corazón.
Viajes a Madrid que nunca llegaban... y por fin ese inolvidable 7 de abril, no hay más palabras, es imposible expresar con letras seis días mágicos, maravillosos, inolvidables, intensos como nada antes lo había sido.
Le quiero, le amo, le necesito, es mi vida hoy por hoy. No existen trabas a esto, ni la distancia, ni la edad, sólo las que nosotros queramos poner, y estoy convencida de que no queremos... lo que tenga que ser será, pero hoy es un sueño.
El día 7 fue nuestro kilómetro 0 Dani, a partir de ahora sigamos viajando juntos, caminando, paseando, soñando... como hasta hoy.
Te quiero sureñito. "Agárrate de mi mano que tengo miedo del futuro"
Llegó el día, ha llegado, de ser clara como nunca lo he sido. Allá voy, que nadie se me asuste, que supongo que algunos lo harán porque siempre he sido muy fría, muy distante en este tema. Me lanzo, mi psicólogo (jaja, mi amigo M.) me lo recomendó hace tiempo: arriesga, lánzate, lo hice y pasó esto.
Estoy enamorada.
No, esta vez no estoy enamorada de una canción, hablo de él, hablo de ti, hablo de Dani.
Llegó a mi vida por la música, llegó por un foro, llegó porque tenía que llegar, porque era él y porque estaba dispuesto a luchar contra un imposible, contra varios imposibles más bien. No debió ser casualidad conocerle con esa bandera de Argentina a los hombros, no pudo serlo, eso era sólo una señal más. Como todas las que después, desde la lejanía fueron llegando: sus viajes, los míos, nuestro reencuentro virtual, nuestras grandiosas conversaciones, cómo empezamos a compartir música, sueños, sonrisas, y muchas lágrimas. Y yo mientras negándome a la evidencia, a lo que él ya sentía, que me estaba enamorando, que le necesitaba más de lo que quería reconocer.
Amsterdam, mes de noviembre... un mensaje desde el móvil de E. para felicitarle por su cumpleaños, tuvo efecto, sirvió para mucho. A mí aún no me parecía extraño que en una ciudad extranjera me acordara de alguien al que sólo había visto una vez.
A partir de ahí muchos días para olvidar, muchos, la creación de este blog, juntos, y millones de instantes que han quedado grabados a fuego en mi corazón.
Viajes a Madrid que nunca llegaban... y por fin ese inolvidable 7 de abril, no hay más palabras, es imposible expresar con letras seis días mágicos, maravillosos, inolvidables, intensos como nada antes lo había sido.
Le quiero, le amo, le necesito, es mi vida hoy por hoy. No existen trabas a esto, ni la distancia, ni la edad, sólo las que nosotros queramos poner, y estoy convencida de que no queremos... lo que tenga que ser será, pero hoy es un sueño.
El día 7 fue nuestro kilómetro 0 Dani, a partir de ahora sigamos viajando juntos, caminando, paseando, soñando... como hasta hoy.
Te quiero sureñito. "Agárrate de mi mano que tengo miedo del futuro"
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