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El fin de los días grises

Mi conciencia

Ayer, entre tintos de verano, cañas, claras y buenas tapas (Diosssssss, qué patatas bravas más ricas!!) surgen confidencias, nacen confesiones, crece la confianza. Confidencias, confesiones, confianza, qué palabras tan increibles.
Sentada con J., C. y M. en una mesa, enfrente de la librería que nos surte de historias para olvidar nuestra existencia y adentrarnos en los sueños.
Bueno, al tema. M. llevaba una vida a los ojos de todo el mundo perfecta, y de repente en un abrir y cerrar los ojos su existencia cotidiana ha cambiado radicalmente. Decisión suya, de un vestido de novia a una casa sin nadie. No se arrepiente, sabe que es la mejor decisión que ha tomado nunca, pero qué difícil resulta levantar la cabeza cuando ves que bailas sola, cenas sola, ves la tele con la compañía de tu cigarro, planeas viajes sin un compañero. Con lágrimas en los ojos nos contaba que es complicado en ocasiones sonreir, que la gente no es tan comprensiva como quizás debieran, que se ha llevado grandes decepciones. Y me paraba yo a pensar en una cosa: siempre creemos que somos los mejores, que no fallamos a nadie, que nosotros sí que somos grandes amigos, pero... es realmente así? Cuantas veces nos ha llamado un amigo pidiendo ayuda de cierto modo, sin ser claro quizás y no hemos ido a darle nuestro hombro?
Es tan fácil hablar, tan sencillo ofrecer amistad eterna y ayuda 24 horas que no nos damos cuenta del daño que pueden hacer esas palabras cuando llega el momento de la verdad.
Ayer me dí cuenta de la cantidad de veces que he fallado a gente que esperaba más de mí.
Comprendí que mi silencio prolongado ha sido fuente de abandono para algunos.
Yo lo pasé muy mal y los amigos de verdad no me dejaron sola, pero desde entonces me he perdido, escondida, agazapada, oculta tras mi sonrisa y mis gafas de sol. Evadiendo los problemas como Ronaldo regatea a un defensa (olé y olé, jaja), esquivando lágrimas y buscando los abrazos fáciles.
No me he portado bien con algunas personas, debería empezar a pedir perdón, pero esa no es tarea fácil.
Cambio de tema: hoy llega mi psicólogo. M. aparece en Madrid desde Granada, para hacer un examen que no ha preparado. Intentaremos en pocas horas contarnos todo lo hecho en 3 meses... la distancia es injusta, los kilómetros son malos compañeros.
C.: se siente, M. viene pero se queda conmigo :P, jaja.

2 comentarios

Carolina -

Sabes que en un minuto has estado con dos de los hombres de mi vida? Lo de M. te lo perdono pero lo de Julio Medem no! que me muero de la envidia!

Coração Vagabundo -

la complejidad de la amistad es debida a que se tienen menos exigencias, cosa que se agradece porque entonces es una relación más pura. Besos