¿Qué más da?
Escribo sin el mayor atisbo de tristeza. Incluso lo que siento es más parecido al alivio que a otra cosa.
Son ya muchos años observando las actitudes de las personas. Siempre he sido más de observar que de actuar. Me considero una buena psicóloga, alguien que ve más allá de las palabras (estas suelen ser fáciles).
Por ello me siento aliviada. Aliviada de ver que estoy fuera de los grupos formados sin más. Lejos del bullicio y las falsas amistades. Qué pocos amigos tengo, y qué alegría me da saber que son tan buenos.
Prefiero una llamada espaciada, con meses de intervalo incluso, -pero con una voz que muestra su interés de verdad-, que cientos de palabras regalando los oídos.
Necesito en mi vida a M., a R., a S., a A., a C., a la Niña C., incluso al olvidadizo Ch., el despistado I., el "en su mundo" J., las alejadas N. y P., la exiliada T., la mamá B. Ellos son quienes componen mi vida, quienes me conocen de verdad, quienes me han mirado en multitud de ocasiones a los ojos y los han visto llenos de lágrimas. Es ahí cuando encuentras a tu gente. Las lágrimas no se regalan a desconocidos, las risas en cambio sí, en multitud de ocasiones.
Por mi trabajo tuve la ocasión de conocer a un número increible de personas, y qué poquitas se quedan. Lo bonito es el recuerdo, y para nada me entristece que no estén ya. Los que quiero cerca los tengo, los tendré siempre. Me sobran saludos con "sonrisas tipo", no me faltan ánimos desde la nada. Pero yo me quedo con otras cosas, y cada día lo tengo más claro.
He hecho a lo largo de mi vida muy buenos amigos, ese es el mejor regalo que me ha dado mi carácter, que pese a ser difícil ha atraído a personas tan especiales que aún no sé cómo devolverles lo que me han enseñado.
"Si las palabras llegan solas o ayudadas, ¿qué más da?"
3 comentarios
carolina -
Helena -
Un beso.
Helena -
Un beso.