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El fin de los días grises

Desde Bruxelles

Llegué ayer aquí. Un nuevo paraíso habida cuenta del sufrimiento extremo pasado en Amsterdam la noche anterior.

Lo cierto es que el día en Amsterdam fue inolvidable. Por lo bueno, y por lo peor. Pero lo malo se borrará con el tiempo y sólo quedará en una anécdota de frío, oscuridad y tiempo que no corre. No sería justo ceñirnos a los malos momentos, porque ni por asomo son peores que los buenos... esos fueron maravillosos. Volveremos.

Pero los excesos se pagan, y ayer llegamos a Bruselas, a casa de mi querida T. Una casa acogedora al máximo, y que a nuestro cansancio le vino estupendamente para convertirla en cuartel general. Un único intento de salir a la calle abortado por un descomunal chaparrón, una cena perfecta, y una noche de descanso.

Y ahora corriendo a iniciar la ruta turística, ver todo lo posible de esta ciudad y seguir disfrutando de conocer cosas nuevas, recordar las viajes y seguir de la mano de mi amado D.

El sábado el destino es París. Hasta la vuelta

2 comentarios

Helena -

Entiendo por tus palabras que a pesar de lo malo vosotros estáis bien, me alegro aunque me dejas intrigada con esa aventura...

Espero que todo tenga final feliz...

Un beso.

m -

una pena enterarnos por la blog de las aventuras!!... estamos muy desconectados, la verdad, entre una cosa y la otra...
aún así, claro está y por supuesto, me alegro lo más grande por tu viaje, y espero que lo pases genial con D, un día nos juntamos y hacemos un acopio de fotos, anecdotas y algún que otro plan fantasioso de los nuestros, de escaparnos a algún sitio...
Muchos besos cariño!!