De los adioses y los abandonos
18:35. Mi habitación, un domingo frío de nuevo, el viento mece los árboles, al menos esa es la imagen que tengo desde mi ventana.
Y si no tuviera ventana, si pudiera funcionar la imaginación, qué es lo que vería desde esa ventana imaginaria?
Supongo que brillaría el sol, que habría palmeras, que a lo lejos se verían las olas del mar, que si me asomara a la terraza habría niños jugando...
El día es oscuro, el fin de semana no ha sido brillante, ha sido más bien de tránsito, uno de esos fines de semana que a veces necesitas para encarar una semana mejor.
Me acabo de acordar de una amiga, bueno, de alguien a quien yo consideraba mi amiga pero que decidió abandonarme, sí, fue un abandono. Cuando alguien desaparece de tu vida y ni siquiera da una explicación, ni siquiera tiene el valor y el coraje para afrontar los hechos, no merece mucho la pena, no?
Cuando L. (más conocida como S.) se fue de mi vida me sentí vacía, dolida, engañada, tardé en comprender que lo que había sucedido era una auténtica liberación. L. era alguien que por mucho que predicara que el mundo era de color de rosa no hacía nada por hacer esa frase realidad. No supo mantener a su lado a las personas que la queríamos. La conocí con unas mejores amigas y al año siguiente ni siquiera se hablaba con ellas... luego le pasó lo mismo conmigo. Eso fue lo que me hizo entender que, por una vez, ni el problema ni la culpa estaba en mí. Hay personas que necesitan estar solas, o no lo necesitan, pero no saben mantener a su lado a nadie.
A mí me hubiera gustado mucho seguir en su vida, compartir todo aquello que la vida nos iba a poner en el camino a las dos.
Pero ella, sólo ella, eligió abandonar el barco de nuestra amistad, y por una vez yo no estaba dispuesta a conseguir más tripulación para ir a buscarla de nuevo. Yo me bajé también.
En julio hará un año sin hablar con ella. Me gustaría saber cómo le ha tratado la vida, pero no es posible. Madrid en ocasiones es una ciudad demasiado grande, demasiado ingrata en esos casos, y ni la casualidad se ha cruzado en nuestros caminos en este tiempo.
Quizás algún día nos encontremos. Entonces no sé cómo reaccionaré, sé que sonreiré, sé que hablaré, pero sospecho que ella se quedará callada, cortada, porque ella abandonó, yo no.
También esto forma parte de la amistad, claro que sí, la distancia, el abandono, el "adiós" y a veces incluso el "hola de nuevo". No será el caso, L. (más conocida como S.) eligió el adiós definitivo, ni siquiera preguntó, ni siquiera dio una explicación. Si yo, que había estado siempre a su lado, no merecía una explicación ella no debe merecer un "hola de nuevo".
PD: La imagen la he sacado de www.conunsolodedo.com/ fotoblog/2002.htm
Y si no tuviera ventana, si pudiera funcionar la imaginación, qué es lo que vería desde esa ventana imaginaria?
Supongo que brillaría el sol, que habría palmeras, que a lo lejos se verían las olas del mar, que si me asomara a la terraza habría niños jugando...
El día es oscuro, el fin de semana no ha sido brillante, ha sido más bien de tránsito, uno de esos fines de semana que a veces necesitas para encarar una semana mejor.
Me acabo de acordar de una amiga, bueno, de alguien a quien yo consideraba mi amiga pero que decidió abandonarme, sí, fue un abandono. Cuando alguien desaparece de tu vida y ni siquiera da una explicación, ni siquiera tiene el valor y el coraje para afrontar los hechos, no merece mucho la pena, no?
Cuando L. (más conocida como S.) se fue de mi vida me sentí vacía, dolida, engañada, tardé en comprender que lo que había sucedido era una auténtica liberación. L. era alguien que por mucho que predicara que el mundo era de color de rosa no hacía nada por hacer esa frase realidad. No supo mantener a su lado a las personas que la queríamos. La conocí con unas mejores amigas y al año siguiente ni siquiera se hablaba con ellas... luego le pasó lo mismo conmigo. Eso fue lo que me hizo entender que, por una vez, ni el problema ni la culpa estaba en mí. Hay personas que necesitan estar solas, o no lo necesitan, pero no saben mantener a su lado a nadie.
A mí me hubiera gustado mucho seguir en su vida, compartir todo aquello que la vida nos iba a poner en el camino a las dos.
Pero ella, sólo ella, eligió abandonar el barco de nuestra amistad, y por una vez yo no estaba dispuesta a conseguir más tripulación para ir a buscarla de nuevo. Yo me bajé también.
En julio hará un año sin hablar con ella. Me gustaría saber cómo le ha tratado la vida, pero no es posible. Madrid en ocasiones es una ciudad demasiado grande, demasiado ingrata en esos casos, y ni la casualidad se ha cruzado en nuestros caminos en este tiempo.
Quizás algún día nos encontremos. Entonces no sé cómo reaccionaré, sé que sonreiré, sé que hablaré, pero sospecho que ella se quedará callada, cortada, porque ella abandonó, yo no.
También esto forma parte de la amistad, claro que sí, la distancia, el abandono, el "adiós" y a veces incluso el "hola de nuevo". No será el caso, L. (más conocida como S.) eligió el adiós definitivo, ni siquiera preguntó, ni siquiera dio una explicación. Si yo, que había estado siempre a su lado, no merecía una explicación ella no debe merecer un "hola de nuevo".
PD: La imagen la he sacado de www.conunsolodedo.com/ fotoblog/2002.htm
3 comentarios
Coração Vagabundo -
Di -
Es posible que tengas razón, jamás cerré una puerta, pero hay casos, como este, en que puedes permitir un fallo, dos (siempre dejé la puerta abierta) pero un tercero es quizás demasiado doloroso.
De todos modos, soy muy de boquilla, siempre dejaré al menos esa ventana que da al mar para aquellos que necesitaron aire de la montaña y ahora regresan a casa.
Victor Flyte -
Un beso para ti. En mis sueños, también se ve el mar por la ventana.