Un minuto nada más
Hay días, noches, instantes, en los que dejaría todo por pasar un sólo minuto al lado de cierta persona.
No, no es siempre de la misma persona, aunque mentiría si no dijera que la mayoría del tiempo sí querría estar a su lado.
En los últimos días he tenido ganas de estar un minuto al lado de mi madre en Buenos Aires, decirle que no se preocupe, que nosotros estaremos bien, muy bien, si ella es capaz de disfrutar esa experiencia en nuestro lugar.
He tenido ganas de estar en Sevilla, junto a R., y recordarle que ser su amiga es el mejor regalo que mis años de facultad me dejaron. Darle las gracias por no haber desistido nunca, por continuar luchando conmigo, por darme lo mejor de ella. Y sobre todo, decirle que nunca olvide que por mucha felicidad que haya en mi vida jamás ella perderá su lugar, más bien al contrario, es cada vez más especial para mí.
He tenido ganas de estar en Granada, en Londres, en algún rincón de Italia, buscando la sonrisa de M., analizando con él la música, el cine, las experiencias, los sueños, nuestra vida. Pedirle, como si fuera mi último ruego, que me abrace, que me dé ese cariño que sólo él sabe darme.
He tenido ganas de viajar a cualquier ciudad en la que sé que hay un amigo, Bruselas, Oviedo, París, Valencia, Cáceres, para volver a sentir que siempre estaremos, que no hay distancia suficiente cuando existe amistad verdadera.
He tenido ganas de estar en mi barrio, en nuestro barrio, con los amigos de siempre, y con los nuevos que aparecieron para poner una sonrisa a la vida.
Pero especialmente hoy, esta noche, ahora, tengo ganas de estar en Málaga, de mirarle, comprenderle, abrazarle, sentirle y decirle que no tenga miedo de nada, que siendo como es, ese ente abstracto que es la vida le va a recompensar con creces. Mi niño, eres tú el que me haces sonreir cada día, el que me das más de lo que hubiera deseado... ojalá pudiera regalarte ese minuto, apúntalo porque te lo debo.
No, no es siempre de la misma persona, aunque mentiría si no dijera que la mayoría del tiempo sí querría estar a su lado.
En los últimos días he tenido ganas de estar un minuto al lado de mi madre en Buenos Aires, decirle que no se preocupe, que nosotros estaremos bien, muy bien, si ella es capaz de disfrutar esa experiencia en nuestro lugar.
He tenido ganas de estar en Sevilla, junto a R., y recordarle que ser su amiga es el mejor regalo que mis años de facultad me dejaron. Darle las gracias por no haber desistido nunca, por continuar luchando conmigo, por darme lo mejor de ella. Y sobre todo, decirle que nunca olvide que por mucha felicidad que haya en mi vida jamás ella perderá su lugar, más bien al contrario, es cada vez más especial para mí.
He tenido ganas de estar en Granada, en Londres, en algún rincón de Italia, buscando la sonrisa de M., analizando con él la música, el cine, las experiencias, los sueños, nuestra vida. Pedirle, como si fuera mi último ruego, que me abrace, que me dé ese cariño que sólo él sabe darme.
He tenido ganas de viajar a cualquier ciudad en la que sé que hay un amigo, Bruselas, Oviedo, París, Valencia, Cáceres, para volver a sentir que siempre estaremos, que no hay distancia suficiente cuando existe amistad verdadera.
He tenido ganas de estar en mi barrio, en nuestro barrio, con los amigos de siempre, y con los nuevos que aparecieron para poner una sonrisa a la vida.
Pero especialmente hoy, esta noche, ahora, tengo ganas de estar en Málaga, de mirarle, comprenderle, abrazarle, sentirle y decirle que no tenga miedo de nada, que siendo como es, ese ente abstracto que es la vida le va a recompensar con creces. Mi niño, eres tú el que me haces sonreir cada día, el que me das más de lo que hubiera deseado... ojalá pudiera regalarte ese minuto, apúntalo porque te lo debo.
2 comentarios
Helena -
Besos.Adios.
andrea -
saluditos!!