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El fin de los días grises

A los tambores

Suenan los tambores. Se aproxima una procesión. Ya estamos en Semana Santa. Y yo vivo en una ciudad donde esta celebración es algo más que una excusa para tomarse unos días de vacaciones (así siempre lo viví yo en Madrid).

En mi televisión resuena Bersuit, gracias a un DVD con la grabación de un directo. Gracias a D. y gracias a dos años intensos de cambios, felicidad y dudas que parecen disiparse.

Mi estancia en Málaga parece prorrogarse. La casa es la excusa para ello, la posibilidad de quedarme en el trabajo sería la confirmación.

“Yo no tengo fechas para recordar. Mis días se gastan de par en par, buscando un sentido a todo esto”

Echo de menos Madrid. Sé que aún me queda más de un mes para poder ir, y esa sola idea me entristece un poco. Por otro lado, ahora más que nunca necesito y quiero disfrutar de mi nuevo lugar.

No todo son luces, siempre existen sombras. En este caso las que provoca sentir que no eres demasiado importante para quien creías serlo. Confirmar, o reconfirmar, que para esa persona sólo eres alguien más, que no necesita de nadie más que de ella misma.

Siempre defiendo el egoísmo. Lo hago precisamente porque soy egoísta, y defenderlo es una forma de defenderme a mí. Pero no tolero ya los excesos. Egoísta sí, única persona en el mundo no.

Mi amigo-hermano A. ha vuelto ya de Argentina, tras más de tres meses, y me muero por verle y que me cuente todo lo que ha vivido, en cierto modo es como si yo hubiese estado allí.

Es curioso cómo pasa el tiempo, para bien y para mal. Supongo que de todos modos cuando pides que el tiempo se pare éste no hace más que volverse loco, las manecillas de los relojes pasan, vuelan, se disparan. Digamos que los últimos mil y pico días de mi vida han cogido velocidades próximas a las de la luz, porque no soy capaz de enumerar las vivencias, las personas conocidas, las personas perdidas, las cosas hechas y las cosas por hacer.

Siento mi vida llena. Sí. Me gustaría mucho estar más cerca de la gente, necesito de sus abrazos, de sus voces, pero supongo que aún así no me puedo quejar.

Como si de un puzzle se tratara alguien se ha encargado de colocar las piezas (hay una energía con nombre y apellidos que ha sido el mayor responsable, y yo me imagino ahora que está feliz). A mí me lo han puesto todo al lado, no tengo ningún mérito, si acaso el de la insistencia, el de luchar por mi vida, por hacer lo que quiero y con quien quiero.

“Vos me estás mirando y yo voy a caer”.

Me vuelvo a mi mundo de procesiones, caída de sol, Bersuit y esperanza. Me vuelvo pensando en Macaco y su nuevo disco, con las manos levantadas, en la N.C. escuchándolo, en H. leyendo mi email, en M. intentando comprenderme, en D. cantando a mi lado “Mi caramelo”.

“Qué linda que estás, sos un caramelo, te veo en el recreo y me vuelvo loco, todas las cosas que me gustan tienen tu cara, y espero a los asaltos, así juego a la botellita con vos. Mi bomboncito. Qué excitante que estás, tendrías que saberlo. Esa cola es la manzana más buscada, y esos celos, el alimento de mi creación. Quisiera arrancarte un día y morirme en un telo con vos… o quizás en un auto.
Han pasado cinco años, asumiste las cosas, hace tiempo que estoy buscando mi verdadero yo. Hay una especie de simbiosis, lo dijo mi psicóloga, haría bien a la terapia alejarme un tiempo, unos setenta años. ¿Cómo estás querida? Tengo esposa, hijos. De vez en cuando hablo con ella y hasta hago el amor. No es que quiera molestarte, pero me es imprescindible sentarme en un café y soñar un poco… Y tal vez amarnos. Y ha pasado mi hora, quién robó mis años? Cambio a toda esta familia por un segundo con vos. Si te veo ahora, aunque termine en un hospicio, tomo la botella y juego a la botellita con vos…”

Me vuelvo por tanto a los tambores…


3 comentarios

Helena -

Todos somos egoístas por naturaleza, pero hay quien se empeña en intentar demostrar lo contrario, lo mejor es admitirlo...

Me alegro mucho de que sigas ahí, con todos tus nuevos proyectos...

Qué envidia me has dado con ese viajecito de tu hermano...jo. También me alegro por él, esta envidia no desea el mal de otro...;)

Lindaaaa canción...Estuve tentada en ponerla para vos.

Un beso.

C. -

Escuchando el nuevo disco, reviviendo un concierto juntos, con la sonrisa que me provoca que esta vida se vuelva justa contigo.
Nos veremos pronto, lo presiento

Raquel -

Todo llega, tarde o temprano, pero acaba llegando.
Me alegra muchísimo que las cosas se vayan encaminando.
Desde aquí un abrazo enorme y todo el ánimo del mundo...